El comportamiento del mercado sigue caracterizándose por una volatilidad extrema e insana. Mientras se mantenga esta “dinámica de tsunami”, lo prudente es mantenerse protegido y a salvo…
El comportamiento del mercado sigue caracterizándose por una volatilidad extrema e insana, que es el reflejo de la enorme incertidumbre que sigue rodeando a la evolución de la crisis sanitaria, así como la perplejidad que suscita su impacto sobre la economía, como ya empiezan a reflejar los indicadores macroeconómicos. Para muestra, la espectacular pérdida de empleos registrada en España ya en el mes de marzo (el número de afiliados a la seguridad social se redujo en casi 834 mil personas, y el número de parados registrados aumentó en más de 300 mil). En Estados Unidos, el paro semanal marcó un nuevo récord histórico al elevarse hasta los 6.65 millones de personas, muy por encima de los 3.5 millones que esperaba el consenso del mercado, y los 3.3 millones de la semana anterior, que ya supusieron el nivel máximo de la historia). Como hemos comentado en anteriores ocasiones, en paralelo a la crisis sanitaria sigue ya su curso una crisis económica que va a concretarse en la inmediata entrada en recesión de las principales economías occidentales, y cuyas consecuencias van a estar presentes durante muchos años. Sorprende en este sentido la, a nuestro juicio, todavía excesiva complacencia con la que los mercados siguen contemplando a día de hoy la gravedad de estos datos y, más aún, la previsible mayor gravedad de los que están por venir. Otra muestra más de la alocada volatilidad dominante en los mercados es la reacción del precio del petróleo a la declaración de Trump de que, a raíz de las conversaciones por él mantenidas con Rusia y Arabia Saudí, espera el próximo anuncio por parte de la OPEP+ de un recorte de la producción de crudo de nada menos que 10 millones de barriles al día, cuando hace tan sólo unas semanas no fueron capaces de ponerse de acuerdo para recortar medio millón. Sea como fuere, en cuestión de segundos el precio del petróleo rebotó casi un +30%, para luego volver a ceder igual de deprisa un -9% desde los máximos intradiarios (para recuperar los máximos de este año debería subir más de un 150%). Estos niveles de volatilidad son la mejor advertencia de que los mercados se encuentran todavía en “dinámica de tsunami” y que, por tanto, lo prudente, un día más, es mantenerse protegido y a salvo.
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