Tras las elecciones celebradas ayer en Estados Unidos, se mantiene la incertidumbre sobre el resultado de las mismas…
Tras las elecciones celebradas ayer en Estados Unidos, se mantiene la incertidumbre sobre el resultado de las mismas. Tras la celebración ayer de las elecciones en Estados Unidos, a estas horas seguimos sin saber quién será el próximo presidente y, lo que es peor, tampoco se sabe a ciencia cierta cuándo se conocerá realmente el resultado definitivo. El recuento (lento e ineficiente) está siendo tan ajustado en los Estados clave que ambos candidatos continúan manteniendo posibilidades de alzarse con la victoria. A lo anterior hay que sumar además la incertidumbre que genera el abultado número de votos enviados por correo, y su posible influencia para inclinar la balanza en un sentido u otro en alguno de esos Estados críticos para el resultado final (Nevada, Pensilvania, Georgia, Carolina del Norte, Michigan y Wisconsin). Por si fuera poco, tanto Trump como Biden han puesto en alerta a sus equipos de abogados para impugnar los resultados en aquellos lugares en donde la diferencia sea muy estrecha (los demócratas ya intentaron sin éxito esta misma jugada en las elecciones de 2016). Si no hubiera impugnaciones de los resultados, es posible (aunque no seguro) que el resultado de las elecciones presidenciales esté más claro a lo largo de mañana (ya por la tarde en España). Si hay impugnaciones, esta incertidumbre podría enquistarte durante semanas si no meses. Lo único que parece algo más claro en estos momentos es que los demócratas retendrán la mayoría en el Congreso y que los republicanos harán lo propio con la suya en el Senado. Así que, sea quien sea el nuevo presidente de los Estados Unidos, parece bastante probable que tenga que seguir lidiando con unas Cámaras divididas.
Desde la sesión asiática esta madrugada, los mercados han hecho prácticamente de todo (bajar, subir, repetir niveles de ayer…), aunque finalmente se han decantado por las subidas pese a la incertidumbre existente. Y es que la probable mayoría republicana en el Senado restaría importancia a una victoria de Biden, toda vez que limitaría su libertad para tomar decisiones controvertidas como posibles subidas de impuestos. Al fin y al cabo, si Trump gana y los republicanos consiguieran finalmente retener su mayoría en el Senado, sería mantener el status quo de esta pasada legislatura. Por el contrario, si Biden ganara, tendría que atenerse al control de un Senado republicano, lo que al mercado le da algo más de tranquilidad que la conjunción de una presidencia y unas Cámaras controlados íntegramente por los demócratas.
Así pues, tras las elecciones, un día más, nos mantenemos a la espera de información fehaciente desde una posición aún de extrema prudencia.
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