Hace justamente dos años dábamos la bienvenida a MiFID II, la normativa europea que ha provocado que toda la industria de la gestión de activos se haya visto obligada a transformarse tras su entrada en vigor. El objetivo de MiFID II es reforzar la protección al inversor, aumentando el nivel de concreción y exigencia en las obligaciones de información al cliente. Tras cumplir dos años de vida, hemos querido conocer cómo ha cambiado el día a día en el trabajo de los asesores financieros.
Félix González, Socio Director General de Capitalia Familiar EAFN
La Directiva 2014/65/EU, relativa a los mercados de instrumentos financieros (MiFID II), entró en vigor el 3 de enero de 2018, pero su trasposición completa al ordenamiento español se demoró hasta comienzos de 2019. Para cumplir con la nueva normativa, durante estos dos últimos años, las Empresas de Servicios de Inversión se han visto obligadas a realizar un importante esfuerzo de adaptación de sus estructuras organizativas, sus procedimientos internos y sus plataformas tecnológicas. Todo ello con el objetivo prioritario del legislador de proteger al inversor y tratar de evitar que se repitan los abusos cometidos en el pasado, y que la crisis financiera de 2007-2008 vino a poner de manifiesto de una manera particularmente cruel.
Félix González, Socio Director General de Capitalia Familiar EAFN
La menor complejidad (que no menor importancia) de las actividades que desarrollan las Empresas de Asesoramiento Financiero (EAF, según la nueva denominación) ha permitido que el proceso de adaptación de las EAF a la nueva normativa haya sido más sencillo, aunque no exento de conflictos, especialmente para aquellas Empresas de Asesoramiento Financiero no independientes (la mayoría), cuyo modelo de negocio descansaba (y descansa) en gran medida en los acuerdos de vinculación con determinadas entidades depositarias y la consiguiente percepción de retrocesiones por cuenta de las recomendaciones efectuadas a sus clientes asesorados.
Desde su constitución hace ya más de una década, Capitalia Familiar EAFN se ha declarado y actuado como Empresa de Asesoramiento Financiero independiente y, por tanto, no ha mantenido acuerdo de vinculación ni cobrado retrocesiones de entidad bancaria alguna. Un ejemplo: desde hace más de una década, los clientes de Capitalia Familiar EAFN vienen accediendo a la clase comercial más barata de los fondos de inversión utilizados (antes la llamada “clase institucional” y ahora la denominada “clase limpia”).
Cuando el modelo de negocio de la EAF está alineado exclusiva e inequívocamente con los intereses de los clientes, el proceso de adaptación a MiFID II no ha planteado retos particularmente relevantes ni la necesidad de acometer transformaciones organizativas profundas, posiblemente porque el legislador y el regulador tenían inicialmente en la cabeza este enfoque puro del servicio de asesoramiento cuando crearon este tipo de Empresa de Servicios de Inversión allá por 2007 (puro en el sentido de exento de conflictos de intereses).
Fuente: Rankia Pro