La inversión independiente se atasca

Miguel Ángel García Vega
MADRID. Los escándalos financieros de los últimos meses han dejado muchos cadáveres en el armario de los inversores, y uno de ellos ha sido la confianza. La pérdida de este valor básico en el mundo financiero ha provocado el replanteamiento de algunos conceptos que antes se daban por sentado. El inversor desconfía en muchos casos de lo que le vende su banco o caja. Ya no da por seguro que le recomiende el producto más adecuado para sus intereses, sino el que más y mejor le conviene a la entidad.

Como respuesta a esta situación han surgido las EAF (Empresas de Asesoramiento Financiero Independiente). Una figura de nueva creación cuya principal arma comercial es su independencia a la hora de ofrecer productos y servicios de inversión al cliente.

De momento, frente a las más de cincuenta peticiones, según indican en la CNMV (Comisión Nacional del Mercado de Valores), sólo hay tres sociedades autorizadas (Abante Asesores, Capitalia Familiar y Kessler Análisis Fondos). Este número reducido, ante una estructura de inversión que había despertado mucho interés, se debe, por una parte, a la meticulosidad del regulador a la hora de conceder las licencias, y, por otra, al mal momento económico que vive el país. Pero también, a que estas entidades necesitan de cierto músculo financiero para hacer frente a gastos corrientes como alquileres de locales, equipos, personal cualificado…

Ahora bien, los impulsores de esta fórmula creen que tendrán, también, una gran capacidad de atracción para esos usuarios de banca privada cuyas inversiones no fueron bien asesoradas y que están muy descontentos. «Es cierto» –reconoce José Concejo, presidente de Allianz Global Investors– «que en esos clientes de altos patrimonios reside parte del interés de las EAF». Y añade: «Al final, hay que justificar los honorarios, y algunas de estas entidades de banca privada no se los han ganado pues han sido de todo menos independientes a la hora de ofrecer sus servicios».

Frente a esta, por llamarla así, falta de separación de poderes, entre lo que necesita el cliente y lo que le ofrece la entidad, las EAF quieren ser, al menos, parte de la solución. Su carpintería resulta, en apariencia, sencilla. Tienen que estar autorizadas y registradas en la CNMV como si de una sociedad de Bolsa o una agencia de valores se tratara. En cuanto a sus requisitos de constitución, en caso de ser una persona jurídica o física, la legislación exige un capital social mínimo de 50.000 euros. En su defecto, se puede contratar una póliza de seguros de 1,5 millones de euros para cubrir posibles responsabilidades legales.

En la práctica, estas entidades dicen buscar la democratización del asesoramiento. Aunque con matices, pues el filtro es mayor de lo que se pudiera pensar. La CNMV exige la acreditación, si se quiere constituir una de esta sociedades, de una sólida experiencia profesional para poder ofrecer un servicio de asesoramiento de calidad. Esta experiencia pasa por la gestión de patrimonios, análisis financiero, conocimiento de los mercados de valores… Este requisito incorpora una dosis de discrecionalidad inevitable: ¿con qué parámetros se mide esta mayor o menos experiencia?

El organismo regulador busca, por así decirlo, ‘gestores pata negra’. Un par de muestras. Félix González, máximo responsable de Capitalia Familiar, fue director del área de Gestión Patrimonial de Renta 4; director general de inversiones a nivel internacional de la banca privada del Grupo Fortis y, también, responsable del departamento de Análisis de Beta Capital MeesPierson. Otro caso de estos gestores de élite es el de Belén Alarcón, directora de Abante Consejeros Financieros Independientes. Esta profesional es máster en Investigación y Técnicas de Mercado por ICADE y ha pasado por puestos relevantes, como el de directora de planificación financiera en Morgan Stanley. Evidentemente, la prestación de estos servicios tienen un coste para el inversor. Por ejemplo, en el caso de Abante Asesores, que ha sido la primera entidad en conseguir esta licencia, se establece una tarifa media de unos 3.000 euros, mientras que para Capitalia Familiar ronda el 0,5% de la inversión. Aunque en el caso de la primera, se están cerrando, confirman en la propia EAF, operaciones de asesoramiento que oscilan entre esos 3.000 euros -las más sencillas- y los 30.000 -más complejas-.

¿Pagará el ahorrador? Pero, ¿se acostumbrará el ahorrador español a pagar por estos servicios de asesoramiento cuando nunca antes lo había tenido que hacer? Es un cambio importante, «que supone una oportunidad relevante para aquellos que quieren ofrecer un asesoramiento verdaderamente independiente y de calidad», explican en la consultora Delloite. Las señales parecen positivas. «Nos va bastante bien», dice Belén Alarcón, de Abante. Y precisa: «Nuestros clientes entienden que los servicios que ofrecemos tengan un precio». Una reflexión similar plantea Félix González.

Es cierto que hay muchas esperanzas puestas en esta fórmula comercial, que ha sido creada bajo las indicaciones que señala la nueva directiva Mifid (Mercados de Instrumentos Financieros, en su tracción española). Sin embargo, a pesar de todo ello, la clave reside en que el cliente se acostumbre a pagar una comisión por el asesoramiento en vez de la tradicional comisión por invertir. Este es el cambio en la mentalidad del ahorrador que se debe producir para que este instrumento cuaje. ¿Fácil? A pesar de los mensajes positivos, no lo parece.

Desde un punto de vista de la operativa, los inversores tienen depositado físicamente, por decirlo así, su dinero en cualquiera de las entidades habituales con las que trabaje, mientras las EAF desarrollarán la labor de asesoramiento correspondiente, y por ella cobrarán. Eso sí, la toma de decisión final se queda en manos del inversor.

Dentro de esta estructura se permiten dos figuras: el asesor financiero completamente independiente o el que mantiene algún tipo de vínculo con una o varias entidades financieras. En este último caso, el asesor cobra del inversor pero también recibe una comisión de la entidad. Cuando se dé esta situación, está obligado a informar al cliente de los términos de la relación que tiene con ese banco o caja de ahorros.

Ahora bien, hay una pregunta que muchos expertos se hacen. Si la CNMV sólo da el visto bueno bajo el paraguas de asesores independientes a las EAF, ¿qué sucederá con los cientos o miles de agentes que ofrecen consejos de inversión respaldados por bancos y cajas y que en la práctica actúan como comisionistas? ¿Van a desaparecer? En principio, no. Los clásicos agentes –que están respaldados y dentro de la estructura de sus entidades matrices– seguirán comercializando sus servicios. Otra cosa, dicen en el organismo regulador, es que los ofrezcan a título individual; entonces sí deberían constituirse como EAF. Pero lo más curioso es que las EAF no perciben a estos agentes como una amenaza. «No suponen una competencia para nosotros. De hecho, esta gran exigencia que impone la CNMV a la hora de conceder licencias es una forma de garantizar la calidad y la solvencia de los servicios que se prestan», avanza la responsable de Abante Consejeros Financieros Independientes. «Los requisitos que piden nos parecen razonables», corrobora Félix González, de Capitalia Familiar.

Otra de las dudas es la de las comisiones de retrocesión. Esto es, si el consultor tiene, como hemos visto, acuerdos con alguna entidad financiera o gestora y cobra por recomendar sus productos. En principio, en línea con lo que se hace en el Reino Unido, se planteó la posibilidad de no permitirlas, pero al final, la CNMV las ha consentido señalando que no existe tradición en España de pagar directamente al asesor. Aunque si hay una seña de identidad, concluye el director de Capitalia Familiar, que comparten las tres únicas empresas que están trabajando en el sector, es que «son verdaderamente independientes. No tienen relación con ninguna entidad financiera. Por lo que mantienen la esencia de estas novedosas sociedades: su independencia. […]

Extraído de DossierEmpresarial.com, Miércoles 12/08/2009
enlace a la noticia original en dossierempresarial.com

Radio Intereconomia: Analista Capital, entrevista a Félix González 02-09-2009

Las Empresas de Asesoramiento Financiero cobran sólo por aconsejar al inversor

Miguel Ángel García Vega (30/08/2009)
Felix Gonzalez, socio director general de Capitalia FamiliarEn el Caribe hay un dicho muy popular: loro viejo no aprende trucos nuevos. Las Empresas de Asesoramiento Financiero (EAF) quieren refutar esta máxima y pretenden cobrar a sus clientes por asesorarlos en sus inversiones. Sólo por eso. No por invertir su dinero o gestionarlo, pues tienen prohibido tomar decisiones de inversión por cuenta de los ahorradores -como hace una gestora de fondos o una casa de Bolsa- o custodiar sus depósitos -como hace una caja o un banco-.

Las EAF son un tipo de sociedad que nunca antes se había visto en España (sí tienen, por el contrario, gran tradición en Inglaterra) y cuyo objetivo básico es prestar servicios personalizados de asesoramiento en materia de inversión. Deben estar registradas en la CNMV. Su existencia plantea, sobre todo, un interrogante: ¿pagarán los clientes por recibir asesoramiento cuando hasta ahora lo han tenido gratis?

"Es un cambio radical para el ahorrador", reconoce Javier Kessler, presidente de Kessler Análisis Fondos. "Sin embargo, nadie duda, cuando acude a un reputado médico o a un bufete de primera fila, de que tendrá un coste. La misma reflexión tiene que hacer el cliente de una EAF que recibe un asesoramiento especializado", describe este profesional. O, como explica Belén Alarcón, directora de la EAF de Abante Asesores, denominada Abante Consejeros Financieros Independientes: "Un consejo gratis vale lo que pagas por él; o sea, nada".

Al final, como en otros órdenes de la vida, parece que sólo se valora lo que cuesta dinero. Kessler cobra entre el 0,30% y el 0,40% sobre el total del patrimonio. Y otras EAF, como Capitalia Familiar, piden un 0,5% por este concepto o bien, caso de Abante Asesores, plantean un mínimo de 3.000 euros, que viene a representar el 1% sobre 300.000 euros.

¿Mucho o poco? Son cuantías razonables, teniendo en cuenta que las EAF están orientadas a inversores con elevados ingresos. Por ejemplo, Analistas Financieros Internacionales (AFI) lanza la suya bajo el nombre de Afinet Global. Sus clientes se mueven, en principio, por encima de los tres millones de euros, aunque en este selecto club estarán bajo su asesoramiento, precisa Mónica Guardado, socia del área corporate de AFI, "algunas de las 50 principales fortunas de este país, y, por tanto, las tarifas dependen de cada cliente".

Pero en este momento en el que las entidades están arrancando, el listón económico de entrada bajará. Eso sí, sólo de forma temporal. "Da el mismo trabajo un cliente de 300.000 euros que otro de tres millones. Y los beneficios son muy distintos. Para que funcione este modelo hay que manejar más de un millón de euros", analiza José María Concejo, director de Allianz Global Investors.

Desde el lado de las EAF, el cobro de estos servicios no debería ser un obstáculo. "Las comisiones siempre han estado ahí, incluso cuando pensabas que no las pagabas. Había cargos que el cliente desconocía, pero que se le aplicaban. Estas nuevas sociedades aportan más transparencia", indica Concejo.

Otros actores del mercado, por el contrario, ven nubes oscuras en su futuro. "El modelo no me convence; no aporta el suficiente valor añadido. También hay que analizar qué experiencia profesional tienen las personas que asesoran y hasta qué punto conocen los productos y los mercados", precisa Antonia Conde, de Renta 4. Y añade: "Me cuesta verlo en el mercado español". En esta línea crítica se sitúa también el socio de una multifamily office madrileña: "Están en tierra de nadie. Al final, la CNMV tendrá que dar permiso para que las EAF puedan invertir el dinero de sus clientes porque sino no tienen sentido. Lo más práctico es que haya alguien que tenga la capacidad de invertir y desinvertir".

Con sus luces y sus sombras, estas entidades quieren ser una respuesta, dicen, a ese tiempo de desmanes financieros en los que, en muchas ocasiones, el cliente no sabía en qué productos estaba invirtiendo y qué riesgos asumía. "Es una necesidad frente a un enfoque indiscriminado de colocación de productos por parte de las entidades tradicionales. Es más: todos nuestros clientes han tenido malas experiencias tanto con bancos o cajas como con firmas de banca privada", asevera Félix González, director general de Capitalia Familiar, segunda EAF, después de Abante, aprobada por el supervisor.

Su principal virtud, aseguran en todas ellas, es la transparencia. Recomiendan al ahorrador el mejor producto, sea cual sea la entidad que lo emita, pues no están ligadas a ninguna. "En los próximos años iremos hacia un escenario complejo, donde habrá un mercado sin tendencia clara en el que resulta necesario conocer el riesgo que se asume. Por lo tanto, estar bien asesorado es fundamental", indica José Luis Martínez, economista de Citigroup.

La industria ha visto esta necesidad y también ha sentido las posibilidades de negocio que se pueden desarrollar bajo su paraguas. Según indican en la CNMV, se han presentado más de 50 solicitudes de EAF, aunque hasta ahora sólo hay cinco (Capitalia Familiar, Kessler Análisis Fondos, Abante Consejeros Financieros Independientes, Troy Consultores Asociados y AD-HOC Asesores Financieros) autorizadas por el regulador para operar.

¿Por qué un número tan limitado? "La CNMV no quiere que estas sociedades se conviertan en un coladero de chiringuitos con el sello del supervisor público y está siendo muy exhaustiva con las licencias que concede", revela la experta de Renta 4. Y es que, como explica una fuente próxima al regulador, "se están dando problemas de honorabilidad. Hay entidades que en el pasado han tenido alguna advertencia, al ser consideradas un posible chiringuito financiero, que han pedido constituirse como EAF. Y esto supone un problema".

Esta situación, unida, además, a ese gran número de peticiones, está provocando que las autorizaciones se den con cuentagotas. Pero tal vez el elemento que más ralentiza el despegue de las EAF sea la experiencia. El organismo público exige a los responsables de estas nuevas entidades acreditar una sólida experiencia y formación en asesoramiento financiero, y no hay tantos profesionales en el mercado que conjuguen estos dos requisitos. "Nuestra sensación es que muchas de las personas que solicitan la licencia están más encaminadas a la gestión de carteras que al asesoramiento", afirma Belén Alarcón.

Poco a poco irán apareciendo más EAF, una vez que la CNMV vaya soltando sedal. Pues desde un punto de vista societario, sus requisitos -acreditar un capital mínimo de 50.000 euros o suscribir un seguro de responsabilidad civil de 1,5 millones-, si bien son altos en tiempos de crisis, resultan asumibles. Tampoco debería ser un freno la convivencia con los miles de tradicionales agentes ligados a bancos y cajas que dan consejos de inversión y que en la práctica funcionan como vendedores a comisión. Seguirán operando como hasta ahora y no tendrán que transformase -era una de las grandes dudas del sector- en EAF. […]

Extraído de Elpais.com, Domingo 30/08/2009
enlace a la noticia original en Elpais.com

Los gigantes emergentes toman las bolsas occidentales

La decisión de algunas empresas chinas, indias, coreanas o brasileñas de cotizar en otros parqués, permite que los títulos más alcistas del año estén al alcance de los pequeños inversores.

Con un pie puesto en diciembre, a menos que cambien mucho las cosas en las próximas sesiones, se puede afirmar que 2009 va a ser el año de las bolsas emergentes. El índice chino CSI 300 se anota un 99 por ciento, el Sensex indio suma un 76 por ciento y el brasileño Bovespa compite en rentabilidad, con un ascenso en 2009 superior al 70 por ciento.

Unas cifras que son suficientes para poner los dientes largos a quienes se lo hayan perdido, o para reflexionar cómo puede uno exponerse a estos mercados, sobre los que, si bien comienza a reflexionarse si puede existir burbuja, especialmente en China, cada vez son más las voces que de forma clara indican que son el futuro. Una posibilidad, de sobra conocida, son los fondos de inversión. Pero también existe otra que conocen un menor número de ahorradores que es la inversión directa, no comprando acciones en estos mercados -las bolsas emergentes no están disponibles en la mayoría de brokers que ofrecen operativa en parqués internacionales-, sino adquiriéndolas en los mercados desarrollados en los que también cotizan.

España, con el Latibex, es un gran ejemplo de ello. En este mercado de acciones latinoamericanas que cotizan en euros los ahorradores españoles pueden adquirir títulos, o grupos de acciones dependiendo del valor, de muchas de las grandes compañías de América Latina, como por ejemplo la petrolera brasileña Petrobras, el gigante minero Volcan, o la empresa siderúrgica Gerdau… más de 30 compañías latinoamericanas se compran y venden en España exactamente con los mismos costes para un inversor particular que la adquisición de títulos de cualquier valor español que forma parte del mercado continuo.

Y si bien el Latibex es el ejemplo más cercano y es peculiar porque está especializado en empresas de América Latina, la bolsa española no es la única en la que empresas con sede en países emergentes intercambian sus acciones. Entre las que son de acceso más fácil para los pequeños inversores porque las ofrezcan un mayor número de empresas de servicios de inversión destaca la norteamericana: tanto en el NYSE, como en el mercado Nasdaq, cotizan un buen grupo de compañías emergentes.

En la primera, dentro del índice NYSE Composite, cotizan 155 valores de compañías emergentes, entre chinas, brasileñas, argentinas, coreanas, indias, rusas, taiwanesas… en la segunda, existen 144 compañías disponibles del mismo perfil y otras cuantas con nacionalidades exóticas (también se puede operar sobre algunas compañías australianas, por ejemplo). Y no es una situación que se produzca únicamente al otro lado del Atlántico.

En el Reino Unido también se pueden adquirir acciones de compañías con sede en países emergentes, pero especialmente de mineras relacionadas con los metales preciosos. Si bien estas compañías, normalmente, sí que son de capital británico, aunque mantengan su sede en otro país.

Un título que no es una acción

Desde Renta4.com explican que, para un inversor particular, mientras que el título cotice en un mercado desarrollado como el norteamericano podrán adquirirlo con la misma facilidad que las acciones de una empresa de Estados Unidos. "Puede suceder que no esté en la plataforma en Internet y entonces la operativa se puede solicitar por teléfono, pero da igual que sean títulos de una empresa emergente que no. Lo normal es que los brokers que ofrezcan acceso a mercado NYSE o Nasdaq permitan la adquisición y venta de cualquiera de los títulos que cotizan en dichos mercados", apunta un responsable. La ventaja es que, aunque el coste de operar en mercados extranjeros es más alto que en el español, permite tomar posiciones directas en muchas empresas emergentes que de otra manera sería imposible.

Si se compran en Estados Unidos, con casi total seguridad lo que adquirirá serán ADR (American Depositary Receipt). A afectos reales para los inversores este derecho es exactamente igual que una acción. "Sus tenedores cuentan con los mismos derechos económicos y políticos, con la única diferencia que pueden representar a una acción, a varias o a una fracción de ellas y que cotiza en dólares. Los dividendos también se cobran en dólares", explica Félix González, socio director general de Capitalia Familiar. En realidad, lo que se adquiere son justificantes de titularidad de una serie de acciones que están depositadas en un banco.

Ésa es la forma de la mayoría de títulos de empresas emergentes cotizadas en mercados occidentales que baten con creces al mercado este ejercicio. elEconomista ha filtrado los nombres propios con mayor valor bursátil en la Bolsa de Nueva York, el mercado Nasdaq y Reino Unido, que doblan su precio este ejercicio (véase en la edición impresa del periódico).

Y, entre estas compañías todavía existen algunas, aunque no son la mayoría, con una recomendación de compra clara por parte de la media de firmas de inversión. En el NYSE éstas serían la teleco rusa Vimpelcom, el banco surcoreano KB Financial Group o la línea aérea brasileña Gol Linhas Aereas Inteligentes. También presenta una recomendación positiva la india Sterlite Industries India, pero, sin embargo, ha sobrepasado su precio objetivo.

En el Nasdaq, los expertos piensan, asimismo, que pueden hallarse algunas oportunidades entre acciones emergentes. […]

Extraído de ElEconomista.es, Domingo 22/11/2009
Enlace a la noticia original en eleconomista.es

Gestiona Radio 94.8 FM Madrid, entrevista a Félix González 14-12-2009 en Primera Hora.

Los expertos coinciden en que los inversores asumen durante años el riesgo de un importante coste de oportunidad en términos de rentabilidad. Todo bajo el pretexto de la seguridad y la protección.

BalanzaLa mayoría de los expertos no los recomiendan pero muchos inversores y ahorradores siguen dejando su dinero en ellos. Desde Capitalia Familiar afirman, por ejemplo, que "los fondos garantizados son un «gran invento» al servicio del proceso de captación masiva de dinero por parte de las entidades financieras pero no como vehículo de inversión rentable y eficiente para el ahorrador".

La gran desventaja de este tipo de fondos sigue siendo, según los expertos, el coste de oportunidad. Y es que, como afirman desde Capitalia Familiar, "tras el atractivo de la garantía de protección del capital, el inversor asume durante años el riesgo de un importante coste de oportunidad en términos de rentabilidad: el tener el dinero muerto o en coma durante años cuando siempre se pueden encontrar activos plenamente seguros con rentabilidades positivas garantizadas a vencimiento en cualquier escenario (sin ir más lejos la deuda pública)".

Asimismo, insisten en que "no es difícil para un inversor particular el replicar la filosofía que subyace a un fondo garantizado sin necesidad de pagar el importante peaje en términos de costes implícitos de diseño y gestión que cobra la entidad financiera: destinando a una inversión de riesgo tan sólo la rentabilidad a obtener de la inversión del patrimonio en un activo sin riesgo."

¿Qué son los fondos de inversión garantizados?

Los fondos de inversión son instituciones de inversión colectiva. Se crean con el patrimonio de varios inversores y se dejan en manos de una entidad financiera o un banco que busca obtener con ellos una rentabilidad que posteriormente se repartirá con los inversores.

Entre los variados tipos de fondos de inversión, los fondos de inversión garantizados son definidos por la Comisión Nacional del Mercado de Valores como fondos de inversión que aseguran que, en una determinada fecha futura (fecha de vencimiento de la garantía) se conservará la totalidad o una parte determinada de la inversión inicial. En algunos casos se ofrece también una cierta rentabilidad asegurada.

Desde Capitalia Familiar, no obstante, advierten que «la mayoría sólo garantizan capital y no la rentabilidad a obtener por lo que no es raro que después de varios años el inversor se vuelva a su casa simplemente con lo que invirtió al principio y ni un euro más: un buen negocio para la entidad en detrimento de los intereses del cliente.»

Dos tipos de fondos de inversión garantizados

Según el alcance la garantía, la CNMV diferencia dos tipos de fondos de inversión garantizados: los garantizados de renta fija y los garantizados de renta variable.

Por un lado, con los fondos garantizados de renta fija, los inversores recibirán en la fecha de vencimiento el capital inicialmente invertido y una rentabilidad fija y predeterminada. Esta rentabilidad la fija la entidad financiera que ha administrado dicho fondo de inversión y los partícipes del fondo la conocen antes de decidir si quieren, o no, invertir en él.

Por otro lado, los fondos garantizados de renta variable sólo aseguran que el inversor recibirá la inversión inicial en la fecha de vencimiento. Su peculiaridad es que ofrecen la posibilidad de obtener una rentabilidad que varía según el comportamiento de diversos activos financieros o índices. Si el comportamiento de estos elementos no es positivo, el inversor podría no obtener rentabilidad alguna. […]

Extraído de Negocios.com, Domingo 04/12/2009 Pablo M. Ivars
Enlace a la noticia completa y original en negocios.com

El análisis y selección de fondos desde la perspectiva de un asesor independiente

Beatriz Franganillo, socia estratega patrimonial de Capitalia Familiar.

Beatriz Franganillo, socia estratega patrimonial de Capitalia FamiliarA estas alturas, probablemente nunca conoceremos quién inventó la rueda, pero no cabe duda de que, quien lo hizo, contribuyó con uno de los diseños más formidables a la Historia de la Humanidad. En el ámbito del análisis y la selección de fondos hace ya tiempo que la rueda está inventada. La información es pública y las gestoras no escatiman esfuerzos para aportar cuantos detalles adicionales sean requeridos. Los criterios de valoración tanto cualitativos como cuantitativos son sobradamente conocidos y ampliamente utilizados por todos los profesionales de la industria. Por tanto, a nivel puramente técnico, la calidad del proceso de análisis y selección de fondos depende, fundamentalmente, de la experiencia y valía profesional del analista. Dando ésta por supuesta, ¿qué diferencia al proceso de análisis y selección de fondos que desarrollan las entidades financieras tradicionales, del que aplicamos las empresas de asesoramiento financiero independientes?

En Mesopotamia la rueda era utilizada como elemento decorativo, los chinos la usaban para dar movilidad a sus carros de guerra, los romanos para los carruajes de caballos y transporte de materiales… ¿Cuál era la mejor utilidad? Todas: la que mejor se adaptaba en definitiva a las necesidades de cada cual. Ése es precisamente el objetivo fundamental del proceso de selección de fondos de una EAF independiente: no sólo identificar el mejor fondo en abstracto, sino que lo sea también específicamente para las necesidades patrimoniales y personales de cada cliente.

¿Cuáles son por tanto las premisas básicas diferenciadoras de este proceso? En primer lugar, el trabajar sobre la base de un universo de inversión totalmente abierto, sin restricciones ni servidumbres comerciales, ajenos a todo conflicto de interés en la defensa del patrimonio de los clientes. En segundo lugar, de entre los fondos técnicamente mejores de cada categoría, siempre habrá uno de ellos que se adapte mejor a las circunstancias patrimoniales y personales de un cliente determinado. El conocimiento y atención introduce así un nuevo elemento al proceso de selección de fondos que resulta totalmente ajeno a los departamentos de análisis de las grandes instituciones, que trabajan aislados en sus torres de marfil. Como una consecuencia de todo lo anterior, exigimos para nuestros clientes el acceso a las clases más competitivas de cada fondo.

El principio de la rueda es común a todas las civilizaciones. La utilidad que se obtenga de ella depende de los intereses que condicionen su uso en cada momento. La defensa leal y en exclusiva de los intereses patrimoniales de nuestros clientes es el engranaje que hace girar la rueda de empresas independientes como la nuestra.. […]

Extraído de FundsPeople.com, Miércoles 16/12/2009
Enlace a la noticia original en fundspeople.com

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